Los derechos de la mujer trabajadora
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El desarrollo de los derechos de la mujer trabajadora ha marcado un antes y un después en la liberación de la misma. A lo largo de las últimas dos décadas, gracias al avance que hemos experimentado a nivel social y al movimiento desarrollado en búsqueda de una igualdad de derechos, la mujer ha empezado a acceder de forma masiva al mundo laboral, después de siglos de represión.
El trabajo por eliminar la discriminación existente ha resultado favorable, y la desigualdad -en concreto, en el ámbito laboral y en países desarrollados- está empezando a desaparecer. En la Constitución Española y el Estatuto de los Trabajadores se protegen los derechos laborales de todos los ciudadanos. Sin embargo, a día de hoy, el 70% de los perceptores del salario mínimo interprofesional son mujeres. Y del mismo modo, solo el 28% de personas con salarios superiores a los 5.000 euros mensuales son mujeres.
Estos son datos que confirman como aún estamos lejos de una verdadera igualdad. Después de todo, prácticamente cada día escuchamos casos relacionados con el fenómeno de los “techos de cristal”, o con el grooming. Yendo un poco más lejos, en la mayor parte de países del mundo las mujeres no perciben las mismas retribuciones que los hombres, aunque estén realizando un mismo trabajo.
Por todo ello, la defensa de los derechos de la mujer trabajadora resulta imprescindible. Más aun cuando se abordan asuntos como la maternidad, o la conciliación familiar con la vida laboral.
La defensa de la maternidad
Actualmente, una de las principales causas de discriminación de la mujer en el mundo laboral continúa siendo la maternidad, que en muchas situaciones se sigue entendiendo como el fin de la carrera profesional de ella. Es un problema grave porque a la mujer, en estos casos, no se le da la opción de elegir qué quiere hacer, sino que se le coarta la posibilidad de conciliar su vida familiar con su carrera profesional.
Resulta frustrante que esta concepción siga suponiendo un freno al acceso a determinados puestos, en general, de alta responsabilidad. En este sentido, cobra especial relevancia velar por el cumplimiento de las normas de protección de la maternidad establecidas por el Convenio Nº 183 y la Recomendación Nº 191 de la Organización Internacional del Trabajo (OIT).
La protección de la maternidad es un deber de toda la sociedad. En concreto en los países occidentales, el desarrollo de la natalidad es un aspecto fundamental. Cada vez tenemos menos hijos y con una edad más avanzada. Principalmente por ello, todas las medidas sociales dirigidas al apoyo de la maternidad y la conciliación familiar son de gran ayuda.
En España, actualmente contamos con la Ley 4/1995, de 23 de marzo, de regulación del permiso parental y por maternidad, establecida con el objetivo de dar una mayor protección al concepto de baja laboral por embarazo. Del mismo modo, el pasado 1 de abril entró en vigor el Real Decreto ley 6/2019, sobre baja laboral por paternidad. La paternidad también está cambiando vertiginosamente, buscando asemejarse cada vez más a la maternidad.
Deben ser los dos miembros de la pareja quienes decidan cómo planificar su familia, su vida privada. Y en el caso de que ella se quede embarazada y quiera continuar trabajando después de dar a luz, su derecho al trabajo debe protegerse.
La lucha contra la discriminación
Toda forma de discriminación ejercita por motivos de raza, orientación sexual, género, o cualquier otra causa, no debe ser tolerada. Este es el principio fundamental en el que deben basarse las relaciones sociales en los centros de estudio y formación, en instituciones y por supuesto también en las empresas y lugares de trabajo.
Los problemas a los que tienen que hacer frente las mujeres trabajadoras en países en vías de desarrollo son realmente graves, llegando a atentar contra sus derechos humanos fundamentales. El porcentaje de mujeres que se encuentran en situación de subempleo, analfabetismo o pobreza entre otros se dispara cuando se compara la situación del hombre. Esto se debe a la persistencia de costumbres, tradiciones y leyes que siguen considerando a las mujeres un ser humano de segunda clase.
Por todo ello, la defensa de los derechos de la mujer trabajadora, así como la defensa en general de una igualdad real, vendrá siempre acompañada de un cambio cultural y social en el que dejemos de vernos como diferentes y comencemos a tratarnos como iguales.
Acerca del autor
Graduada en ADE y Derecho por la Universidad Rey Juan Carlos de Madrid (2019) y en posesión del MBA Pharma & Medical devices por ESAME (2021).
Desde 2016 ha formado parte de la asociación universitaria AEGEE (European Student´s Forum), donde fue miembro de la junta directiva en la sede de Madrid durante 3 años.
En el ámbito de la redacción web, comenzó como colaboradora en Mejor con Salud, desde donde evolucionó como editora SEO y redactora, trabajando también para La Mente es Maravillosa y CEUPE (Centro Europeo de Postgrado) hasta llegar al equipo de TeGestionamos en 2019.
En 2020, trabajó para el equipo de marketing de la empresa de inteligencia artificial, Savana. Actualmente, además de continuar su trayectoria con TeGestionamos, forma parte del departamento de Health Economics y Market Access en Boston Scientific.
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